domingo, 10 de abril de 2016

Museo Cerralbo



Con motivo de la tercera práctica de la asignatura, fuimos a conocer (para los que no la conocíamos) el Museo/Casa Cerralbo. Un pequeño palacete situado en pleno centro urbano de la capital, junto a la Plaza de España y frente al Templo de Debodh, en la calle de Ventura Rodríguez 17. Un espacio que ya desde sus inicios tuvo la finalidad de servir como hogar, así como espacio contenedor de todas las obras adquiridas por la familia durante sus numerosos viajes alrededor del continente europeo. 

Donado por el propio marqués de Cerralbo a la nación española con la condición de que sus colecciones se mantuviesen “siempre reunidas y sirvan para el estudio de los aficionados a la ciencia y al arte”, es hoy un museo de titularidad estatal y gestión directa del Ministerio de Cultura, dependiente de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales. Está formado por un total de 37 estancias repartidas a partir del zaguán de entrada y el Jardín.

Enrique de Aguilera y Gamboa nacido el 8 de julio de 1845 en Madrid, fue el octavo de trece hermanos y el XVII marqués de Cerralbo, una familia cuyos orígenes precisan remontarse al siglo XVIII. Su educación, desde sus comienzos, se cimentó en la fe y la tradición, aunque pronto comienza a despuntar en él un interés por las Bellas Artes. En 1869 ingresaría en el partido carlista, muestra de ello son las incesantes conexiones que se pueden apreciar en el interior de sus habitaciones. Tras el fallecimiento de su progenitor, hereda una gran cantidad de títulos entre el que destaca el de “marqués de Cerralbo”. 

Su formación universitaria se centra en la Filosofía y Letras y Derecho en la Universidad Central de Madrid. Con 26 años contrae casamiento como Inocencia Serrano y Cerver, aumentando la familia con dos hijos. Es a partir de estos años cuando la familia decide recorrer gran parte del continente para aumentar su propia colección privada. Así visitan Portugal, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, etc. Su gran sensibilidad hacia los restos de las antiguas civilizaciones movió sus pasos en un deseo de búsqueda y conservación constantes. Hechos que le llevaron a dirigir importantes excavaciones arqueológicas en toda la Península y, por consiguiente, a que se le otorgaran una gran cantidad de reconocimientos de carácter nacional e internacional. Finalmente, en 1922, un 27 de agosto, falleció en su palacio, quedando todo a disposición del Museo Arqueológico Nacional, el Museo Nacional de Ciencias Naturales y abriendo la puerta al futura Museo Cerralbo.





Marcos Manzano a 10 de abril de 2016.



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