Crucifijo
de Don Fernando y Doña Sancha
Museo Arqueológico Nacional (Madrid)
El crucifijo fue una ofrenda de los reyes
Fernando l de León (1010-1065) y sui esposa doña Sancha de León (1013-1067),
formaba parte del ajuar que regalaron a la Colegiata de San Isidoro de León. Se
cree que fue el primero en la Edad Media Hispánica con la representación de la
imagen de Cristo, ya que era costumbre que las cruces se realizaran sin
imágenes.
La talla de bulto redondo y representado
vivo con la cabeza ligeramente inclinada hacia la derecha de cara ovalada en la que resaltan los
grandes ojos abiertos con las pupilas incrustadas con piedra de azabache. Cristo
crucificado de acusado hieratismo y bien proporcionado. El perizonium o falda
corta de pudor (paño de pureza), le cubre hasta las rodillas y está anudado a
la cintura con un gran lazo. En la parte trasera del cuerpo, tiene un hueco
para ser usado como relicario (estauroteca), es decir un loculus para contener
un framento de lignum crucis, se dispuso en la espalda de Cristo. La cruz latina, está decorada en todo su borde
de personajes que representan los bienaventurados que ascienden al cielo y los
que descienden a los infiernos. También hay imágenes entremezcladas de animales
y vegetales. En la parte interior del brazo mayor de la cruz debajo de los pies
de Cristo, se puede ver la figura de Adán. El reverso de la cruz se encuentra
totalmente tallado con adornos vegetales, en el centro el Agnus Dei, y en los
cuatro extremos de la cruz los símbolos de los cuatro evangelistas, el
tetramorfos en cada uno e los extremos del crucifijo. Toda la decoración
obedece a un programa iconográfico en torno a la liturgia de la muerte pero con
un final triunfante y liberador. Así la idea principal del crucifijo sería la
Redención y la Resurrección. El crucifijo sigue tanto modelos otonianos como
carolingios o tardo-longobardo, sin descartar un toque bizantino, antecedentes
que hereda el estilo románico

José María
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