lunes, 14 de marzo de 2016

Ven y dime como vives

Conocida por sus grandes obras de temática policíaca, Agatha Mary Clarissa Miller, más conocida como Agatha Christie, nació en Gran Bretaña el 15 de septiembre de 1890 y falleció apenas cuarenta años, el 12 de enero. Dedicó su vida, en su mayoría, a las letras, llegando a publicar un total de 66 novelas de temática policial, 6 de temática romántica, 2 autobiografías, dos libros de poesía y un libro infantil. Además, incluyó en su extensa biografía una serie de obras teatrales, como La Ratonera, e historias cortas. No obstante, destaca en estos momentos, por ser Ven y dime como vives la requerida para este trabajo, su época, poco conocida, que compartió entre Siria e Irak con su segundo marido Max Mallowan. Un período de una intensidad nunca antes vivida por la autora que recoge en algunas de sus obras de manera indirecta o directa, como es el caso de ésta.

Siendo una de las dos autobiografías, la obra, publicada en 1946, responde a las necesidades de dar explicación, casi a modo de diario, de sus trabajos arqueológicos junto a su marido en esos territorios. Una idea que plasmó en el plano debido a la incesante cantidad de veces que era preguntada por estas continuadas estancias. Ella misma lo recoge al principio del libro.

En cuanto al fundamento de la obra en sí, el habitual tratamiento de sus memorias se recoge sin ninguna frivolidad que provoque al lector la idea de estar leyendo una novela. No es el caso, y con insistencia lo trató ello. Por tanto, poco puede decirse en detrimento de ello, el objetivo queda cumplido. No obstante, para un servidor que conectó con esta historia años atrás de forma transversal y casi sin quererlo, llevaba consigo la idea de un cierto sentimiento ilusorio de encontrarse con una narración bonita, capaz de transportar al lector a un recorrido sin precedentes, a través de diferentes avatares, paisajes indescriptibles, etc. Más si cabe si se menciona el elocuente título elegido, Ven y dime como vives, precioso bajo una mirada cariñosa. Sin embargo, la sensación no fue tal. Bajo un lectura lineal, casi sin sobresaltos, se asiste a un desarrollo cargado de una cierta pesadez que solo era salvada por algunos episodios como el gato detectivesco a la caza del ratón, o el impetuoso chofer a en busca de cualquiera que se cruzase por su camino.



Marcos Manzano a 14 de marzo de 2016.

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